jueves, 24 de febrero de 2011

Encuestas de opinión

Me llaman por teléfono. Es un muchacho del DF que se encarga de realizar encuestas de opinión. Me pregunta si tengo unos minutos para contestarle unas preguntas sobre mi percepción económica del país, que será muy sencillo, que únicamente tendría que contestarle “Sí” o “No”.

Hombre, por supuesto. Me acomodo mejor y lo escucho de buena gana… al principio.

Sus preguntas empiezan a molestarme casi instantáneamente:

“¿Está usted de acuerdo con el político X en que el gobierno debe adoptar medidas para mejorar el nivel de vida de la población?” Sí o No? “Vaya, pues sí, obviamente sí”.

“Está usted de acuerdo con el político X en que se adopten medidas para evitar la evasión fiscal?” Pffff, Sí. Por supuesto ¬¬

“Está usted de acuerdo con el político X en que…”

Y ahí le interrumpí.

Oye, te he contestado varias preguntas, ahora tú contéstame algo a mí: ¿Esta encuesta es para darle publicidad al político X??”

Me lo negó ofendido. Y como si yo fuera una alumna de preescolar especialmente cabeza dura, me deletreó que ya anteriormente me había explicado que la encuesta tenía como objetivo pura y exclusivamente el conocer opiniones sobre la situación económica del país.

“Pues no me parece que me estés preguntando mi opinión” –le repliqué, incapaz de contenerme- quiero decir, oye tus preguntas. Prácticamente me estás diciendo: “esta es la respuesta, dígala”.

Y según él no, yo era perfectamente libre para decir “No” ¬¬

Me mordí el coraje y por pura educación le dejé que continuara.

“Está usted de acuerdo con el político X en que…”

Sabes qué, basta –le espeté secamente- he decidido ejercer mi derecho a verdaderamente dar mi opinión. Y opino que tu encuesta no sirve. Ya no deseo seguir contestando tus preguntas. Que tengas un buen día…

Esta experiencia me despertó muchos sentimientos encontrados. Por un lado… wow, que bien se siente mandar a alguien al diablo cuando se tiene un buen motivo!! Tal vez las convenciones sociales digan que mi deber era escuchar hasta el final, por más absurda que me pareciera la “encuesta”, y que al final no importaba… pero va a resultar que no me dio la gana e hice justamente eso que me placía. Y estoy consciente que es muy fácil para ellos encontrar a otra persona que de buena gana les suelte los “Sí” que necesitan. Pero vaya ser que no me dio la gana que fueran los míos. Y se sintió fenomenal.

Por otro lado, me puse a pensar en lo triste de estas encuestas. No generalizo, ni digo que todas sean de esta forma, pero si mañana o pasado nos muestran por televisión nacional “los resultados oficiales” de la encuesta “de opinión”… pues entonces no se extrañe usted que nos digan algo así como:

“El 98% de los mexicanos está de acuerdo con el político X, en materia de economía…”

Pffff!! Juay de Rito??? Juay???